El dinámico maestro de escuela dominical tomó por primera vez un atajo, rumbo al correo, y vio a Bessie barriendo el porche de su miserable vivienda. ¡Muchacha! le saludó cariñosamente, obedeciendo su instinto de invitar los chicos a su clase bíblica. Bessie resueltamente no aceptó la invitación, por una razón que toda niña entiende bien. El viejo vestido que tenía …