Historia del himno Dios os guarde con su gran poder

En el idioma ingles la palabra más usada para despedirse es “goodbye” (equivalente para nosotros decir “adios”). La palabra ‘goodbye’ se comenzó a usar durante el siglo XVI y tiene su origen en la frase “God be with you”, que quiere decir: “Dios esté con ustedes”.

Esta es la frase con la que comienza cada estrofa del himno de despedida más usado en círculos cristianos. En inglés es la frase: God be with you till we meet again (Dios esté con ustedes hasta que nos veamos otra vez). En español, el traductor comenzó cada estrofa con la frase: “Dios os guarde”.

Dios os guarde con su gran poder, 
protegidos y abrigados, 
recibiendo sus cuidados; 
Dios os guarde con su gran poder.

Jeremías Rankin

El himno fue escrito por Jeremías Rankin quien nació el 2 de enero de 1828 en el estado de New Hampshire, Estados Unidos. Jeremías dedicó gran parte de su vida a la predicación del evangelio en diferentes congregaciones en los Estados Unidos de América. Era conocido por su fervor y efectividad en la presentación del mensaje de la Palabra de Dios a grandes multitudes, pero también por el énfasis que le daba al canto congregacional. 
En relación al origen del himno el Sr. Rankin escribió:

“Fue escrito en 1882 como una forma de despedida cristiana. No fue inspirado por una persona o circunstancia, sino más bien escrito en la etimología (origen) de la palabra “goodbye” que quiere decir “God be with you” (Dios esté con ustedes). Envié la primera estrofa a dos compositores, el primero un reconocido compositor y el segundo no tan experto en composición musical. La música que escogí fue la del segundo y, después de cambios menores, el himno fue publicado. Se cantó por primera vez en una congregación en Washington, D.C. (Estados Unidos), donde predicaba”. 

Dios os guarde por su tierno amor,  
y bebiendo de sus fuentes,  
aunque del hogar ausentes;  
Dios os guarde por su tierno amor.

El himno se hizo popular casi enseguida. El Sr. Rankin atribuye la popularidad del himno también a la música, escrita por William Tomer. 
Como pueblo de Dios disfrutamos la compañía de otros cristianos. Al despedirnos, no quedamos solos, sino que tenemos la presencia y protección de Dios acompañándonos. En una ocasión de triste despedida que encontramos en las Escrituras escuchamos al apóstol Pablo decir: “ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hechos 20:32).

El coro del himno nos lleva a contemplar al momento cuando no tendremos más despedidas. Estaremos en la presencia del Señor siempre, como lo expresa 1 Tesalonicenses 4:17, “así estaremos siempre con el Señor”.

En fraterno amor nos veremos 
a los pies de nuestro Salvador, 
para nunca más separarnos, 
un redil con nuestro buen Pastor.

Jeremías Rankin también escribió el conocido himno “Cuando estés cansado y abatido, dilo a Cristo”.

Fuente: 
101 Hymn Stories, por Kenneth W. Osbeck 
My life and the story of the Gospel hymns, por Ira D. Sankey

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Comments 3

  1. Quiero poder escuchar los himnos en mi teléfono, pueden enviarme «a Cristo Coronad.» a mi wapssap? +584127430700

  2. Escuché este himno por primera vez en una conferencia de ancianos del área rural de mi país. Un hombre, ya avanzado en edad paso al frente del pulpito y con una voz temblorosa empezó a recordar a los presentes cómo había llegado el evangelio a esas regiones. Después de una agradable y emotiva reseña histórica y de su participación en ella terminó su intervención despidiéndose de aquellos con los que alguna vez habría sufrido penalidades, de aquellos a quien él alguna vez cuidó, de aquellos que como yo iniciábamos nuestro caminar en el Señor. Y en medio de esa despedida tan honorable y solemne a mis ojos, este hombre, vestido con lo mas elegante que tenia: un traje desgastado por los años que lo acompaño por muchos años, un para de sandalias de cuero; con un rostro cansado pero radiante y con una voz cansada empezó a entonar este himno.

    No recuerdo un momento tan emotivo para mí como aquel día, en el que un buen siervo que habría dado su vida por el Señor se despedía en la esperanza de un día encontrarnos todos como un solo redil a los pies de nuestro Señor.

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