No soy rescatado con oro

 

1. No soy rescatado con oro o con plata;
no vale dinero en los ojos de Dios.
La sangre preciosa de Cristo fue el precio
de mi redención de la condenación.

Yo nada soy, y nada tengo;
en tu amor pensaste en mí.
Moriste Tú por mis pecados,
¡oh Señor!  confío en Ti.

2. No soy rescatado con oro o con plata;
el oro no compra la gracia de Dios.
Si fuera por oro sería un negocio,
mas Cristo por todos su sangre vertió.

3. No soy rescatado con oro o con plata.
Pensando en mis culpas tenía temor,
y al ver que la sangre borró mis pecados,
huyeron las dudas de mi corazón.

 

4. Cristo vive y nos guiará,

no nos desampara.
Con su Iglesia quedará
hasta al fin llevarla
para ver su hermosa faz
y gozar de eterna paz.

 

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