Si quisiéramos hacer una lista de los más grandes escritores de himnos de la historia, el nombre de Charles Wesley estaría en esa lista. Al leer sus himnos es bueno hacerlo con la biblia en la mano, ya que este gran poeta plasmó en sus poemas, de forma concentrada, grandes verdades de las Escrituras.
¿Cómo en su sangre pudo haber
tanta ventura para mí,
si yo sus penas agravé
y de su muerte causa fui?
¿Hay maravilla cual su amor,
morir por mí con tal dolor?
Charles Wesley fue el menor de los 18 hijos de Samuel y Susana Wesley, y nació en Epworth, Inglaterra, el 18 de diciembre de 1707. A pesar de ser una familia numerosa, la tristeza de la muerte en los niños fue una prueba que afectó a la familia, sólo diez de los hijos llegaron a la edad adulta. La vida en la casa Wesley era dirigida de forma muy metódica por la madre, Susana, quien iba dando a sus hijos responsabilidades conforme a su edad.
En 1727, Charles comenzó a estudiar en la Universidad de Oxford. Como muchos jóvenes universitarios, le costó mantener sus valores cristianos aprendidos en casa en medio de tantas tentaciones. Pero este joven bien instruido estaba decidido a vivir una vida pura a cualquier costo. Junto a otros jóvenes de Oxford, y su hermano John, Charles se introdujo en un régimen estricto y metódico de lectura, estudio, sacramentos, ayunos, limosnas y oración, con el fin de crecer espiritualmente. Su determinación en alcanzar la santidad por medio de sus obras les ganó el nombre de “El Club Santo”.
El 21 de octubre de 1735, convencido por su hermano John, Charles se embarcó en un largo viaje misionero a América para adoctrinar a otros pueblos en la vida religiosa. En medio de la travesía en barco se desató una tormenta que amenazaba con la vida de los tripulantes. En medio del profundo temor que sentían los hermanos John y Charles de morir sin la seguridad de la salvación, observaron un grupo de cristianos que cantaban himnos con gozo en sus corazones y plena paz en su alma. La fe de estas personas dejó una sed en Charles de conocer la fuente de paz que ellos gozaban. A pesar de que les predicaba a otros acerca de amar y agradar a Dios, Charles mismo no gozaba de la paz con Dios.
Luego de su viaje misionero, estuvo un tiempo en Londres, Inglaterra, debilitado por la enfermedad. Durante su enfermedad recibió varias visitas, una de ellas de Peter Böhler, quien le preguntó a Charles si esperaba ser salvo. El joven asintió. El Sr. Böhler le preguntó cuál era la base de su esperanza. Charles dijo, “porque he puesto mi mayor esfuerzo en servir a Dios”. Ante esta respuesta, el Sr. Böhler movió su cabeza en señal de decepción y no dijo más.
Finalmente, Charles comprendió que la salvación es recibida solamente por la fe en la obra de Cristo en la cruz
Los siguientes días fueron una constante lucha en el corazón de Charles Wesley. Su condición se podría comparar a la del salmista, “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Salmo 42:1-2). Finalmente, Charles comprendió que la salvación no depende de sus obras o sus esfuerzos, sino que es recibida solamente por la fe en la obra de Cristo en la cruz. Sus palabras fueron, “Ahora sí tengo la paz con Dios”.
Uno de los primeros himnos en escribir Charles Wesley fue el que ya hemos citado al principio, “¿Cómo en su sangre pudo haber?”. Su don de poeta fue grandemente utilizado para escribir más de 6500 himnos a lo largo de su vida. El caudal de alabanza que fluyó de la pluma de este gran escritor sigue llenando los corazones y las voces de miles de creyentes alrededor del mundo.
Algunos himnos de Charles Wesley que están incluidos en esta página son:
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