Nada hay que me pueda apartar
1. Nada hay que me pueda apartar,
de Cristo y de su amor,
pues Él de veras sabe amar
al pobre pecador.
Yo te amo ¡oh, mi Salvador!
más que a lo terrenal;
me das consuelo, paz y amor,
y el reino celestial.
2. Saber que Cristo es mi sostén,
me alegra el corazón,
pues Él es mi supremo bien,
me da la salvación.
3. Señor, si cerca estás de mí,
ahuyéntase el temor;
perdón completo encuentra en Ti,
el pobre pecador.
4. Jesús, mi amable y buen Pastor,
de Dios supremo Don,
aparta mi alma de dolor,
me da consolación.
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